Bookmarks de Arturo

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HISTORIA DEL HERRERO

Se cuenta la historia del herrero que, después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios.

Durante muchos años trabajo con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación, nada perecía andar bien en su vida, mas bien al contrario sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.

Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía compasión por su situación difícil, le comento: "Realmente es muy extraño que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado."

El herrero no respondió enseguida, el ya había pensando en eso muchas veces, sin entender lo que acontecía con su vida, sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar, y termino por encontrar la explicación que buscaba. He aquí lo que dijo el herrero:

"En este taller yo recibo el acero aun sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tu como se hace esto? primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone al rojo vivo, enseguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo mas pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada, luego la sumerjo en un balde de agua fría, y el taller entero se llena con el ruido y el vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura. Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta, una sola vez no es suficiente. "

El herrero hizo una larga pausa, y siguió:

"A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformara en una buena hoja de espada y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de fierro viejo que ves a la entrada de mi herrería."

Hizo otra pausa mas, y el herrero terminó...
"Se que Dios me esta colocando en el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frió e insensible como el agua que hace sufrir al acero. Pero la única cosa que pienso es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que Tu esperas de mi.

Inténtalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras, pero nunca me pongas en la montaña de fierro viejo de las almas. "


HISTORIA DE UN SAMURAI

UNA HISTORIA SAMURAI Se dice que antaño, un pescador tenía una deuda con un Samurai de una comarca vecina, esa deuda tenía un vencimiento que al llegar, este pescador no iba a poder cumplir y así llegó el día en que el Samurai arribó a la isla donde vivía el pescador para cobrar su deuda.

El pescador desesperado por que sabia que iba morir, ya que no pudo cumplir con su palabra otorgada al Samurai, entonces decide huir y esconderse al otro lado de la isla, pero para desgracia del pescador, el Samurai gracias a sus habilidades de guerrero, lo encuentra.

El pescador al ver la muerte venir, le pide perdón por no haber cumplido con su promesa de pago, explicando que la pesca no había sido buena y por ello no tenia el dinero para pagar y su vez su familia tenía hambre, por que tampoco los podía proveer.

Después de tratar de explicarle al Samurai los motivos por los cuales no había podido cumplir con su deuda, éste le dijo al pecador alzando su espada, “haz faltado a tu palabra y por lo tanto no tienes honor, por ello prepararte a morir”.

En ese instante el pescador recuerda la máxima del código samurai y le dice al samurai; si tu eres un hombre integro que respeta los códigos del Bushido y por lo tanto tienes honor, deberás conocer la máxima que reza: “Si alzas tu mano, contén tu ira y si te alzas en ira contén tu mano”.

Al escuchar éstas palabras del pecador, el samurai comprende que debe darle otra oportunidad, ya que realmente se encontraba actuando con ira y sus códigos le enseñan que en ese estado, su puede faltar a la verdadera justicia.

El pescador salva su vida por haber recordado a tiempo ésta máxima de honor, el samurai le otorga un plazo de un año más para cumplir con su deuda, quedando restablecido el pacto, el samurai se retira a su hogar y el pescador a su trabajo, pero esta vez con una obligación que cumplir que trascendió de lo material a lo moral.

Cuando el samurai después de un largo camino llega a su hogar, era muy tarde y era costumbre anunciarse antes de entrar, para ser recibido como el señor del hogar, pero en ésta ocasión decide no hacerlo para no incomodar a su familia y se dirige a su habitación deseando ver a su esposa, que había extrañado profundamente.

Muy sigilosamente se desplaza por su casa hasta llegar a sus aposentos, pero para su asombro y en la oscuridad, ve a su mujer en la cama con un acompañante, reaccionando inmediatamente alza su espada… y en el momento que esta a punto de ultimar al acompañante, recuerda las palabras del pescador, o el código Bushido, “Si te alzas en ira, contén tu mano y si alzas tu mano contén tu ira”, en un instante sintió la necesidad de ser fiel a sus principios y superarse a si mismo en tan terrible situación.

Esta situación representó tal vez la mas dura de las pruebas por las que un guerrero podía atravesar, entonces se retiró sigilosamente y volvió al portal de entrada a su hogar, cumpliendo así con la costumbre de anunciarse para ser recibido, como el señor de la casa.

Inmediatamente se hace presente ante él su mujer, quien lo recibe con la más grande de las alegrías, dejándolo perplejo lo abraza con fuerza y le susurra al oído cuanto lo extrañó.

Fue entonces cuando detrás de ella, aparece su suegra, es cuando su mujer le cuenta que en las aldeas vecinas, se había escuchado sobre la aparición de ladrones, que saqueaban casas y por ello invitó a su madre para que durmiera con ella y si alguien entraba a la casa por la noche, iba a pensar que él se encontraba en el hogar y por lo tanto seguro que huiría.

El Samurái se estremeció al comprender que tal vez esa noche hubiera sido la más terrible de su vida, si se hubiera dejado llevar por el impulso de la ira, ya que para ese momento su suegra y su mujer estarían muertas, por un error que desembocaría en la más terrible de las fatalidades, así volvió a su mente el pescador, con quien sintió que tenía una gran deuda.

Así, por un error o por dejarse llevar emocionalmente en un momento de ira, hubiera terminado con la vida de sus seres más queridos, fue entonces que se dio cuenta del valor de sus enseñanzas marciales o el código Bushido y de su esencia ancestral, pero sin dejar de lado a la persona que en cierta medida hizo que revalorizara sus enseñanzas, el “pescador”.

Al año siguiente el samurai vuelve a la villa del pescador, para cobrar su deuda, pero ésta vez encuentra al pescador esperándolo en el puerto para recibirlo.

Con una expresión de alegría el pescador saluda al Samurái, con una gran reverencia y ante todo vuelve a agradecerle, que en su momento no le quitara la vida, permitiéndole así saldar su deuda, la cual había reunido con sus intereses.

Sintiéndose verdaderamente bien, por haber cumplido con su palabra y con esta deuda que se transformó en una deuda de honor, el pescador le cuenta al samurái, que había sido uno de los mejores años de pesca que tuvo en mucho tiempo y por ello además de reunir el dinero de su deuda, pudo brindarle bienestar a su familia, que había pasado hambre el año anterior.

Después de contarle sus vivencias al samurái, el pescador le entrega el dinero pactado, en ese momento el samurái le toma la mano con fuerza y le dijo; “que éste dinero sea para tu familia por que tu deuda fue saldada, de tal forma que yo estaré en deuda contigo por el resto de mi vida”.

“Si alzas tu mano, contén tu ira y si te alzas en ira, contén tu mano”"